Al comienzo de la crisis en 2008 el mercado inmobiliario se estancó dejando cifras muy descendentes respecto a años anteriores. En 2017 se venderán más de medio millón de viviendas por primera vez desde entonces, lo que supondrá un incremento del 12% respecto a los 445.000 pisos que se comercializarán en 2016.
Las transacciones de viviendas son impulsadas por la comercialización de los pisos de segunda mano, ya que abarcan un 70% en el mercado. Este protagonismo de los pisos usados se debe a la falta de oferta de nueva construcción para atender a toda la demanda existente tras el parón constructor tras la crisis. El total de transacciones que se estiman para el próximo año, sólo el 15% del total (75.000) serán de nueva promoción y otros 15.000 pisos serán del “stock” que quedó sin vender en 2008 cuando estalló la “burbuja”.
Los principales pilares de la demanda de vivienda son la coyuntura de mejora económica y la apertura del grifo del crédito hipotecario, así como un aumento de la demanda de inversión, que ve a la vivienda como un “valor refugio”. Así, la compraventa de vivienda crecerá este año en todas las comunidades estando Castilla y León, Baleares, País Vasco y Madrid en cabeza, con aumentos entre el 30% y 59%.
La construcción de pisos volverá a estar en auge aumentando un 20% el próximo año, hasta las 74.000 viviendas nuevas, tras dispararse un 31% este año. Este cambio también será visible en todas las comunidades, sobre todo en Castilla y León y Aragón, con un 70,5% y un 49% respectivamente. En Madrid crece un 23% y en Cataluña, un 12,2%.
Aún así, se descarta lo que todos temen; una nueva burbuja inmobiliaria. El sector inmobiliario estará en 2017 próximo a la estabilización en torno a los niveles que se consideran normales para el mercado inmobiliario, que supone entre 550.000 y 600.000 viviendas al año, con incrementos anuales de precios de entre el 3% y el 4%.
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